Arsenal y Atlético debían jugar ayer a las 9, como ocurre desde hace varias pretemporadas, un amistoso en Sarandí. No fue posible porque una lluvia bíblica se desató sobre la Capital Federal y el Gran Buenos Aires durante la madrugada y deterioró el ya dañado césped del estadio Julio Humerto Grondona, pero las tratativas para no dejar caer el partido continuaron en las horas siguientes y tuvieron final feliz: el amistoso preparatorio se jugará finalmente hoy a las 9 en Casa Amarilla, el predio que Boca tiene detrás de la Bombonera.
Durante todo el día, el nexo de la delegación “decana” con Arsenal fue justamente un tucumano, Facundo Gareca, quien desde hace ocho años es el principal ayudante del entrenador Sergio Rondina y al que los hinchas de Atlético todavía recuerdan por su doble paso por el club, primero en la B Nacional entre 1992 y 1994 y luego en el Argentino A en la temporada 2006-07.
“La verdad es que los principales interesados en jugar éramos nosotros -le dijo Gareca a LG Deportiva, ya por la tarde-. Atlético hizo el gasto de venir a Buenos Aires pero ya enfrentó a Patronato y volverá a jugar contra Banfield, y a nosotros nos falta más rodaje, aunque el problema fue que nuestra cancha no drena bien y tenía mucha agua. Incluso quisimos pasar el partido para la tarde pero fue imposible. Por suerte surgió esta opción del jueves (por hoy) en Casa Amarilla”.
Gareca estuvo en contacto permanente con Ricardo Zielinski y el ayudante del “Ruso”, Emmanuel Depaoli, para evitar la suspensión de lo que ya debería ser considerado un clásico de las pretemporadas, un Arsenal-Atlético en Buenos Aires. “Quedó el nexo con el club, en especial con dirigentes que están desde hace mucho tiempo, como Rubén (Gultemirián, jefe de la delegación de Atlético en Buenos Aires), a quien lo conozco desde hace 25 años, desde mis comienzos en Concepción FC, y con Hugo (Bermúdez, gerente del club, también en Capital Federal), a quien conozco desde hace 15. En las últimas pretemporadas realizamos varios amistosos porque yo siempre les hago un llamado o ellos me lo hacen a mí”, dijo Gareca, quien curiosamente debutó en Atlético en un 0-0 contra Arsenal jugado el sábado 7 de febrero de 1993 por la tarde pero que, originalmente, estaba programado para el viernes por la noche y que la lluvia postergó un día.
Sus dos ciclos en el club
Gareca, que en octubre cumplió 46 años y construyó el grueso de su carrera como delantero en Arsenal y Atlético, sus dos grandes clubes -también pasó por Ferro, Huracán, Chacarita y otros tres equipos argentinos, más cuatro extranjeros-, nunca deja de volver a su Tucumán natal. “Soy de Concepción, del barrio Hynes O’Connor, y ahora en las Fiestas estuve 15 días para estar con mi familia. Sigo en contacto con los muchachos de Atlético de mi primera época en el club, entre 1992 y 1994, y por suerte en los últimos dos veranos nos juntamos a jugar al fútbol y a comer empanadas en Campo Herrera, cerca de Bella Vista. Estuvimos varios de los chicos de la sub 19 y de Primera de entonces”, contó.
Gareca recuerda con precisión aquel comienzo de su carrera, al punto que pone en duda los datos que algunos estadígrafos volcaron en la web. “Yo llegué a Atlético de muy chico, con 18 años, desde Concepción -dice-, y de repente me encontré con grandísimos jugadores como Daniel Hernández, Víctor Morales, Manuel Morales, Jorge Jerez, Héctor Cativa, Francisco Pacheco, Néstor Sosa, Walter Jiménez, Fernando Urchevich, Sergio Elías y tantos otros. En Internet figura que yo convertí 21 goles entre esas dos temporadas pero en verdad fueron 24, alguien me sacó 3. Hice seis goles en la primera etapa, con Hugo Zerr como técnico, y después otros 18 con Guillermo Reynoso”.
“Me fui de Atlético con un saber agridulce después de la temporada 93-94, tras un clásico contra San Martín de visitante, en el que tuve la alegría de convertir un gol pero la tristeza de que nos empataron faltando 15 minutos y no pudimos clasificar al octogonal para ascender. Y claro, siempre me acuerdo de un gol que le hice a Italiano sobre la hora y que nos sirvió para ganar un partido en el que jugamos con mucha presión. Yo estaba en formación y sentía mucho el estrés que se generaba antes y después de los partidos. Me dolía la panza y era eso, el estrés”.
Ya al final de su recorrido como futbolista, Gareca volvió a Atlético en el momento más crítico del club y aportó otros cinco goles para la tortuosa temporada 2006/07 en el Argentino A, aunque todavía no olvida la dolorosa eliminación contra Guillermo Brown de Puerto Madryn.
“Ya tenía 32 o 33 años y mucha gente se va a acordar -dice-: perdimos 4-0 en la Patagonia y en la revancha, con Jorge Solari como técnico, pasamos a ganar 4-0 y erramos un penal faltando 5 minutos y no pudimos llegar a las semifinales. Yo me fui pero quedó una buena base, con Claudio Sarría de enganche, para la temporada siguiente, donde Atlético consiguió el ascenso. Recuerdo que el ‘Pulga’ (Luis) Rodríguez ya entrenaba con nosotros: Solari lo había visto entrenarse en UTA con los más chicos”.
Como al “Decano”, a Gareca también le esperaban las buenas: en su último club, Excursionistas, fue dirigido por quien había sido su compañero en Arsenal, Rondina, quien más tarde le propondría sumarse a su cuerpo técnico. “Noto con felicidad que los dirigentes de Atlético entendieron, después del descenso de 2010, que hay que contratar jugadores de jerarquía y tener un buen presupuesto para sostenerse en lo más alto. Es un club que casi todos los torneos está en zona de copas”, dice Gareca, el hombre que hoy, como casi toda su vida, volverá a estar vinculado a otro Arsenal-Atlético.